lunes, octubre 08, 2012

SITGES 2012 - JOHN DIES AT THE END



   Don Coscarelli, a pesar del aprecio que se le pueda tener dentro del mundillo del cine fantástico, no es que descubriera el agua caliente precisamente. De hecho, su filmografía es muy corta y prácticamente desconocida para el no aficionado. Su película más conocida y la que le dio la fama en este círculo fue  “Phantasma” (Phantasm, Don Coscarelli, 1979), un extraño film de terror que mezclaba terror gótico de cementerio y un particular hombre del saco (el hombre alto) con portales que se abrían a otros planetas/dimensiones y bolas de acero letales más propias de un film de ciencia ficción.
   Veinte años después y con tan solo secuelas olvidables de Phantasma, un par de películas más por medio y un episodio de la serie “Masters of horror”, Coscarelli ha venido a presentarnos un film que, utilizando distintas convenciones del cine de terror, construye una comedia divertidísima e imprescindible para todo amante del género. Más aún porque para crear sus gags no se vale del facilón recurso de la parodia que tan nefastos resultados continúa dando a la comedia americana actual (“Scary movie” (ídem, Keenen Ivory Wayans, 2000), “No es otra estúpida película americana” (Not another teen movie, Joel Gallen, 2001), etc,…) sino que se atreve con un cruce imposible entre “Las alucinantes aventuras de Bill y Ted” (Bill & Ted’s Excellent adventure, Stephen Herek, 1989),  y “El almuerzo desnudo”  (The naked lunch, David Cronenberg, 1991) consiguiendo un cóctel explosivo de risas y situaciones delirantes.
   Tras un curioso prólogo en el que un joven lucha con una especie de zombi al que no termina nunca de matar, la película comienza con ese mismo joven charlando en un restaurante chino con un señor al que interpreta nada menos que Paul Giamatti.  Toda la película se estructura entonces a partir de esta conversación en la que el joven trata de hacer entender a este señor, un periodista al parecer, que a nuestro alrededor existe otro mundo poblado por extrañas criaturas que solo pueden verse si se toma una extraña droga que él probó accidentalmente cuando su amigo John, el del título de la película, consiguió de un extraño rastafari cuando daba un concierto. Tan lisérgica experiencia les abrió la mente a los horrores ocultos en nuestra realidad y al mismo tiempo les convenció de que ellos y no otros eran los que debían luchar contra esas criaturas y evitar el posible fin del mundo.
   Un tratamiento serio de esta cuestión podría haber jugado con la posibilidad de que todo cuánto veían estos muchachos fuera tan solo producto de su imaginación como ocurría en “La escalera de Jacob” (Jacob's ladder, Adrian Lyne, 1990) y en cierta medida en “Abre los ojos” (idem, Alejandro Amenábar, 1997), donde son los propios protagonistas los que crean sus pesadillas. Pero Coscarelli no tenía intención en esta ocasión de asustarnos sino de hacernos pasar un rato divertido y ciertamente lo consigue desbordando además originalidad e imaginación en muchas de sus secuencias; el muñón de la chica que acaba siendo imprescindible para abrir la puerta fantasma, la droga que se convierte en insectos para penetrar en la piel de quien duda su ingesta, el monstruo hecho de carne y pescado congelado que surge del arcón, las intervenciones del carismático mentalista al que da vida ClancyBrown, el teléfono-perrito caliente,... Y por supuesto el chiste que propone el mismo título del film.
   Pero tampoco alcemos las campanas al vuelo. “John dies at the end” es una película friki y probablemente su éxito se circunscriba a un segmento de público no demasiado numeroso. Por suerte, y en parte gracias a películas como esta, cada vez existe un mayor gusto por el cine fantástico y un mayor conocimiento de este tipo de películas que de alguna manera se retroalimentan unas a otras con sus guiños y referencias.
   Nunca fui un gran fan de Fantasma y siempre creí que era un film que disfrutaba de una fama inmerecida, que no era más que una película mediocre con algún momento conseguido. Al ver el capítulo que Coscarelli rodó para Masters of horror quedé gratamente sorprendido y empecé a preguntarme por qué este hombre no había conseguido mantener una filmografía regular durante todos estos años.  Ahora, y después de haberle visto recoger el premio de "La maquina del tiempo", creo que ha llegado su momento y que el cambio de género y sentirse libre de la cadena de secuelas de Fantasma era lo que necesitaba. Espero con interés cuál será su próximo paso.

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