viernes, octubre 07, 2011

EVA; Inteligencia Artificial española


Si quedaba alguien que dudara de la profesionalidad de los técnicos cinematográficos españoles, cuando vea esta película se convencerá de que, en muchos de esos aspectos, el cine español juega en primera división.
Desde el minuto uno, desde los mismos créditos, “Eva” demuestra ser una película de gran producción en la que no faltan planos aéreos, profusión de exteriores en ambientes no exentos de complicación (parajes nevados, montañas,…), efectos especiales digitales de primer nivel, una secuencia de créditos bellísima, una estrella internacional como Daniel Brull de protagonista,…
El problema de todo lo dicho en el párrafo anterior es, que como ocurrió hace un par de años con “La huérfana”, de poco sirve una técnica impecable si el guión hace aguas o no se trabaja al mismo nivel que lo demás.

La película nos explica la historia de Alex, un genio de la robótica que abandonó un ambicioso proyecto en el que trabajaba para una universidad de prestigio; crear un niño robot. Su abandono, debido en gran parte a su incapacidad para relacionarse de forma normal con el resto de personas y sentirse más cómodo en soledad o fabricando sus propios animales de compañía (uno de los muchos guiños que contiene el film a obras claves de la ciencia ficción, en este caso concreto al personaje de J.F. Sebastian de “Blade Runner”), supuso también un corte de relaciones familiares (su hermano, también experto en robótica, y su padre) y sentimentales (su novia que también trabaja en el mismo campo). Su regreso a la ciudad le involucrará de nuevo en aquel proyecto que dejó inacabado y que tratará de completar con la ayuda de su sobrina, una niña llamada Eva a la que él ni siquiera conocía y que vive con su hermano y su exnovia, que ahora son pareja. Agobiado por su fama y por su incapacidad para gestionar sus sentimientos hacia sus colegas de profesión, familiares y demás personajes, el protagonista se refugiará en su trabajo mientras trata de recuperar a su amor de juventud, sin darse cuenta de las repercusiones que ambas tareas tendrán en su vida y la de los que le rodean.

Como ya he apuntado antes, la película contiene no pocos momentos en los que su director homenajea a películas claves del género. Pueden rastrearse fácilmente guiños a “2001 una odisea del espacio” (el momento en el que Eva realiza un importante descubrimiento gracias a su habilidad para leer labios), “El hombre bicentenario” (el robot asistente que interpreta Lluis Homar y que, pese a su sobrado talento, no nos hace olvidar la impagable composición que llevó a cabo Robin Williams en aquella película), “Blade Runner” (el gato robot que acompaña al protagonista, como ya había indicado, las piruetas con las que se presenta Eva y que recuerdan a la replicante Tris que interpretó Daryl Hannah)y, por supuesto, Inteligencia Artificial (el proyecto de niño robot, las palabras que al pronunciarse activan o, en este caso desactivan, algún proceso fundamental del robot,…). Pero una acumulación de referencias no son suficientes para aguantar una historia que pide a gritos más intensidad y dedicación en los aspectos de ciencia ficción propiamente dichos. Si desconectamos del género como la película nos obliga a hacer durante casi todo el segundo acto, lo que tenemos con tanta referencia es más una cuestión lúdica con la que sacar alguna sonrisa del público más connoisseur que una baza más con la que dar brillo a un guión de género sólido. Puede que funcione con la saga “Scream” pero allí la referencia es la clave sobre la que se argumenta toda la saga hasta el punto de que, como no se le hace ascos a la comedia sino al contrario, hasta la autoreferencialidad es bien recibida y fuente narrativa de las últimas entregas. Pero esto no es Scream.

Este año el Festival Internacional de Cinema de Catalunya homenajea la película de Spielberg/Kubrick “Inteligencia Artificial” y, si hay un film en el certamen que esté en sintonía con lo expuesto en aquélla, sin duda esa es Eva de Kike Maillo. Sin embargo, y aunque ambas películas parten de una premisa argumental muy parecida (la creación de un niño robot y las repercusiones que ello podría tener), la del dúo Spielberg y Kubrick buceaba directamente en las posibilidades que la ciencia ficción ofrecía ante un tema tan peliagudo, nos situaba en un futuro lejano poblado de robots más humanos que los humanos y nos hacía reflexionar sobre su existencia y la nuestra. La de Kike Maillo, en cambio, utiliza el tema de la inteligencia artificial como fondo sobre el que estructurar una historia muy distinta a aquélla pero mil veces vista antes, la del triángulo amoroso formado por dos hermanos y una sola mujer de la que ambos están enamorados. Dicho triángulo se contextualiza en un futuro mucho más próximo y, si me lo permiten, en muchos aspectos más plausible que el propuesto en I.A, lo cual lamentablemente no se aprovecha adecuadamente dentro de los parámetros de un género, la ciencia ficción, del que se espera algo más que servir como telón de fondo a una historia de amor, y mucho más cuando la película se nos presenta como el buque insignia de un Festival especializado en cine fantástico.
[SPOILER] Y probablemente lo peor de todo sea saber, desde el mismo momento en que aparece en pantalla, por qué es tan especial esa niña llamada Eva que tanto atrae al protagonista [FIN SPOILER]

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