martes, octubre 12, 2010

FASE 7; Pandemia en clave de humor


Cuando alguien realice una crónica sobre el cine de la primera década del 2000 difícilmente podrá evitar hablar de la tendencia temática apocalíptica que estamos viviendo. Primero con películas de grandes catástrofes con fabulosos efectos especiales y poco más (“El dia de mañana”), después con invasiones alienígenas exterminadoras (“La guerra de los mundos”) y finalmente con la más incisiva y explotable expansión de virus, bacterias y demás microbios (“Soy leyenda”, “REC”, “”28 días después”,…)

Tal es la influencia y la pasión entre los aficionados al fantástico que estas películas están teniendo que las cinematografías de todo el mundo parecen querer decir algo al respecto. Y así es como llegamos a “Fase 7”, película en clave de humor que nos llega desde Argentina y que parte de la siguiente premisa: una pareja joven compuesta por el pusilánime Coco (Daniel Hendler) y su novia embarazada Pipi (Jazmín Stuart), regresan a su piso en la ciudad después de haber realizado unas compras en el supermercado. Absortos en sus discusiones de pareja no se enteran hasta que es demasiado tarde de que una pandemia (cuyos síntomas y precauciones recuerdan mucho a la famosa gripe aviar) se ha extendido por el país y su edificio ha sido puesto en cuarentena.
A partir de aquí, Coco tendrá que estrechar lazos con su vecino de rellano, Horacio, quién se descubrirá como un paranoico que por fin ha encontrado la causa que necesitaba para darle sentido a su vida. Armado hasta los dientes, equipado con trajes antibacteriológicos y con un férreo sentido de la disciplina y el protocolo militar, tratará de que Coco le ayude a prepararse para una guerra entre vecinos por los escasos recursos que tienen en sus casas.

Con una puesta en escena colorista y luminosa y unos diálogos que encajan perfectamente en las divertidas situaciones que se irán dando, “Fase 7” se desarrolla como una comedia muy recomendable en la que además no falta ni la presencia del siempre agradecido Federico Luppi, en el papel de uno de los vecinos del edificio que, al final, acabará siendo decisivo para el devenir de los acontecimientos.
Resulta destacable la buena labor de su realizador al mantener el interés durante todo el metraje sin salir de tres o cuatro espacios, los pisos de los protagonistas, las escaleras hacia el piso de abajo y el parking así como la dosificación de los momentos de violencia que son los justos y, a pesar de su impacto, nada gratuitos. Resaltar por ejemplo el momento en el que Coco y Horacio entran en el piso de uno de sus vecinos y acaban escondiéndose a ambos lados de la puerta al escuchar que otro de los inquilinos se encuentra en el rellano; un momento de gran tensión resuelto de forma genial cuando los tres comprueban que ante ellos hay un espejo y que les ven perfectamente. O también las idas y subidas del protagonista por la escalera del edificio que siempre acaban saldándose con caer en las trampas explosivas que su propio compañero había colocado para protegerles.

Sin ser una obra maestra y teniendo en cuenta que además es la opera prima de su director, Nicolas Goldbart, quien hasta ahora había trabajado como montador, “Fase 7” se destapa como una muy apreciable comedia que se merece una oportunidad de distribución en nuestro país. Eso como mínimo.

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