lunes, octubre 13, 2008

SITGES 15- PRIME TIME


Prime Time fue la última de las películas españolas a concurso que se pasó en el Festival de Sitges y, quizá para hacer algo de ruido o quizá porque realmente la distribuidora se puso cazurra, no pudo empezar con peor pie; nuevamente los acreditados de prensa tuvimos que pasar por el detector de metales y a enseñar nuestras bolsas (por si había alguna cámara de destrucción masiva oculta) consiguiendo, además de las críticas y los movimientos negativos de cabeza de cuantos estábamos allí, que don Carlos Pumares la emprendiera a voces con los responsables de seguridad (y razón no le faltaba).
Así que, con este ambiente, ya se pueden imaginar que uno se iba a mirar la película con unos ojos no muy amables, la verdad. ¿Qué peliculón nos tenía preparado el Festival que era necesario tanto registro? ¿Sería otra obra maestra como Repo! o The burrowers? Pues sí, en efecto eso era. (Esto es una ironía, por si acaso no se entiende).

Prime time parte de una idea más o menos original pero que a todos se nos ha pasado por la cabeza alguna vez. ¿Qué pasaría si los programas basura de la televisión llegaran en algún momento tan lejos como para mostrar la muerte en directo de alguien? Si el canal fuera de pago, ¿se abonaría mucha gente para verlo?
A partir de esta premisa se teje una historia típica de esas que consisten básicamente en meter a un grupo más o menos heterogéneo de personajes en un espacio muy reducido y esperar a que se despellejen. En esta ocasión, dicho despellejamiento se supone que viene a ser una especie de parodia/exageración de lo que ocurre en los programas de tipo “gran hermano”. Con el añadido, obviamente, de que aquí las nominaciones pueden acabar con la vida del nominado.

Como decía, la idea así contada no suena del todo mal, pero el problema es que la trama deviene predecible y, los personajes que son quienes han de aguantar el tipo en un escenario fijo y de escaso interés, apenas tienen fondo con el que trabajar.
Los personajes de cualquier guión carecerán de interés si no hay conflicto y si no se produce en ellos un arco de transformación. Esto último es primordial en los personajes principales y el mejor ejemplo de ello lo tenemos en nuestra obra literaria por excelencia, Don Quijote de la Mancha donde después de todas sus peripecias Quijote se Sanchiza y Sancho se Quijotiza (cualquiera que haya estudiado literatura en el instituto lo sabe).
Pues bien, los personajes principales de esta historia no sufren cambio alguno. Ni el interpretado por Leticia Dolera (la protagonista), ni el de su novio (que viene a ser como la sorpresa final pero se le ve venir de lejos), ni el de Pablo Puyol (que además le toca el cliché del soldado fascista), ni el de la mala de la función, etc,…

A partir de un concepto parecido se han urdido obras maestras como Naufragos, películas geniales como Cube y hasta entretenimientos aceptables como Saw 2. Desgraciadamente Prime Time no se puede encuadrar dentro de ninguna de esas categorías y, sintiéndolo mucho, no salvó el fiasco de este año en cuanto a premios recibidos por películas españolas en el Festival: cero patatero.

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