jueves, noviembre 09, 2006

Entrada 2, sobre el envoltorio y el contenido (A Scanner Darkly)


En mi más íntimo círculo de amistades me he encontrado con un buen número de personas deseosas de ir a ver al cine A Scanner Darkly, la última película basada en un cuento de la gran vaca sagrada de la ciencia ficción Philip K. Dick.
El relato, fruto de los delirios lisérgicos del autor, trata sobre la propia identidad y la posiblidad de perderla como consecuencia del abuso de sustancias psicotrópicas, algo de lo que el autor sabía un rato.
Pero no es esto lo que llama la atención al personal a la hora de gastar sus euros en la entrada de cine. Lo llamativo del film en cuestión es el tratamiento que se le ha dado a la imagen para convertir así un reparto de campanillas (Keanu Reeves, Winona Ryder, Robert Downey Jr,...) en dibujos animados.
Ya habiamos visto algo parecido en la muy babosa 'Polar express', en la que aparecía un Tom Hanks (des)dibujado. Pero no es esto lo que encontraremos en A scanner darkly. Esta película ha sido filmada de la forma convencional (con los actores reales, en decorados reales) para luego tratar la imagen con una serie de filtros de tal manera que el resultado obtenido sea lo mas parecido a estar completando 'una especie de dibujos animados'. Me van a perdonar por utilizar una expresión tan larga, pero ni estamos ante un intento de hacer comic audiovisual ni es tampoco una novela cinemato-gráfica. A scanner darkly es tan solo lo que he comentado mas arriba, una historia (mas o menos compleja) rodada al modo convencional pero tratada a posteriori para parecer algo 'especial'.
Debido a que el relato es en si enrevesado y que además todos sus protagonistas se encuentran casi permanentemente bajo los efectos de drogas que les alteran no solo la percepción sino también el comportamiento, el director debió pensar que la única forma de comprender dicho estado mental era situar al espectador bajo los mismos efectos. Así que al no poder darnos una pastilla con cada entrada, lo que se le ocurrió fue este tratamiento especial de la imagen que no sabemos si nos ayuda a percibir la realidad como los personajes pero que en cambio nos proporciona un agotamiento visual al rato de estar contemplando las imágenes y en algunos casos incluso un mareo que nos empuja a desear que la película acabe cuanto antes.
Los diálogos, que abundan en la película, resultan divertidos y entretenidos tan solo al principio y según pasan los minutos uno deja de encontrarle la gracia a esos tios que estan todo el dia colgados, emparanoiados (nunca mejor dicho) y diciendo tontadas.
En definitiva, que el experimento tan solo consigue captar nuestra atención durante cinco minutos y después se vuelve tan decepcionante como recbir un regalo en el que lo mejor es el papel que lo envuelve.

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